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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
Fej Delvahe rating:
6
Drama. Romance. Comedy 4th entry in the series "Six Moral Tales" by Eric Rohmer. Left to his own devices when his fiancée goes to London, Adrien decides to spend his vacation experimenting with monastic life in the peace and quiet of a large house. However, the villa already has two occupants: his friend Daniel, an artist, and Haydée, a woman he does not know. Haydée collects lovers and comes home at all hours of the night, disturbing Adrien in his ascetic ... [+]
Language of the review:
  • es
September 5, 2010
39 of 44 users found this review helpful
Con el típico ritmo pausado, naturalista, filosófico que tiene el cine de Éric Rohmer, transcurre también esta película. Independientemente de sus atractivos diálogos de tipo intelectual, tales como “todo rayo de luz tiene un punto de extrema brillantez y otro de extrema debilidad; se trata de interceptarlos”, el principal aliciente y mensaje versa sobre el individualismo, el dandismo, el atrevimiento de vivir la vida al propio ritmo, la ociosidad, la vagancia con estilo.

Según el protagonista de este filme, atreverse a ser un dandi es ya ser un héroe. Si no lo creen miren a su alrededor ahora mismo: millones y millones de seres civilizados sienten CULPA por no hallar trabajo donde esclavizarse. Pero veamos, ¿a quién sirve la culpa? Evidentemente, a los poderosos, más concretamente al poder económico: si no malgastamos nuestro tiempo y vivimos con culpa, sus arcas se llenan; si vivimos con nuestros propios ritmos y aprendemos a evitar la culpa, nos convertimos en dueños de nuestro destino y de nuestros minutos. En definitiva, domeñar la culpa nos hace libres. ¡Aunque solo fuese por rebeldía ante las clases dominantes y el poder económico y aquellos que quieren exprimirnos más y más y nunca tienen bastante deberíamos negarnos a sentirla! ¿Queremos ser culpables obedientes o preferimos ser inapelables indolentes?

Así en esta línea de vividor-dandista, sin sentir ninguna culpa por ello, oímos razonar al protagonista (Patrick Bauchau): “Somos siempre esclavos de los demás... Me parece menos deshonroso dormir en casa de un amigo que ser asistido por el Estado... La mayoría de gente que trabaja hoy hace un trabajo superfluo. Las tres cuartas partes de las actividades son parasitarias... No soy yo el parásito, son los burócratas y también los técnicos (y por supuesto los políticos, los más parásitos, lo nuevos amos del negocio esclavista que ahora está rebaustizado con el nombre de democracia)... Hay gente que trabaja 40 años para poder descansar y cuando por fin lo logran no saben qué hacer y se mueren... Sinceramente, creo que sirvo mejor a la Humanidad holgazaneando que trabajando... Es verdad, hay que tener el valor adrede de no trabajar (un valor que adrede tienen muy pocos).”

Como verán, esta película es rica en hacer pensar, en provocarnos una oxigenación, un buen desempolvado en la normalidad casi petrificada en la que muchos convertimos a nuestras geniales neuronas.

Además la historia transcurre, como suele ser característica de É. Rohmer, en el medio natural abierto. En esta ocasión en una casa de campo próxima a una costa marítima solitaria, virginal y de aguas limpísimas las cuales me recuerdan a mis días preciosos, días de ocio y holgazanería contemplativa, baños de sol y mar, lectura y soberanía sobre mi propia vida, sin culpabilizarme por ejercer de hombre libre. ¡Oh maravilla para muy pocos!

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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