La serie se deja ver y tiene momentos incluso emocionantes pero la estropea hasta el absurdo de convertir un loable alegato en favor de la medicina pública en una sarta de sandeces que ya desde final de la primera temporada se notan metidas con calzador por el lobby demócrata.

El racismo se permite si es de los maltratados afroamericanos contra una blanca, la discriminación laborar también está bien vista si el requisito para contratar es ser mujer de color. Dos mujeres ya no pueden ser amigas sino que tienen que tener entre ellas "sororidad", un paciente que difama gravemente en twiter no es un delincuente sino que se convierte en un "genio de las redes sociales" siempre se justifique con que es un menor transgénero oprimido y así hasta el infinito y más allá

En definitiva, una muestra más de la manipulación y el adoctrinamiento en la práctica totalidad de productos que deberían ser tan sólo vehículos para el entretenimiento familiar. Un auténtico coñazo