Un agradable documental que aúna distintos valores: el espíritu de superación de una mujer con una voluntad casi heroica; la ilusión por construir un proyecto científico en condiciones adversas; el mensaje ecológico de respeto al medio ambiente; la amistad y la solidaridad entre las personas y los pueblos; la admiración sincera por un continente aún salvaje; la responsabilidad de los poderes públicos en el fomento de la ciencia y el respeto a la naturaleza; la nostalgia por el reencuentro con un lugar que marca las vidas de quienes acuden a él… Solé ofrece un documental que, sin utilizar un tono didáctico, nos enseña muchas cosas del género humano y de nuestro planeta, y todas ellas trufadas de imágenes evocadoras. La gracia de “Els records glaçats” es que busca transmitir ese mensaje a partir de la mera descripción de sensaciones personales. Sólo hay un punto de vista, pero el director consigue que empaticemos con él y lo hagamos propio. El inconveniente, por decirlo así, es que el film apunta muchas cuestiones sin profundizar en ninguna. Al abordar tantas cosas, desde una perspectiva tan amplia, el espectador sale del cine con ganas de saber más, tanto de esta mujer ejemplar como de la Antártida.