La división Pasternak de los musicales de la Metro se suma al esfuerzo de guerra propagandístico con la fórmula en boga de hacer desfilar a todos las figuras de la casa con actuaciones cómicas, musicales o meros cameos. En esta ocasión, además, se dedica la primera mitad de la película a una insulsa y ultraconvencional historia de parejita enamorada, con Kathryn Grayson (que pretendía sumar el estatus de diva operística al de diva de Hollywood y se quedó muy abajo en ambas escalas) y un todavía poco rodado Gene Kelly que no obstante aporta el mejor número musical del film (¡y tarda sesenta y dos minutos en ponerse a bailar por primera y única vez!). En la segunda hora de la película, Mickey Rooney actúa como maestro de ceremonias del verdadero desifle de estrellas de la época que es la película, en el que aparecen con mejor o peor fortuna Eleanor Powell, Judy Garland, June Allyson, Lena Horne, Virginia O’Brien, Lucille Ball, Red Skelton, etcétera. El pianista español José Iturbi (Joe para los amigos) hace el papel más largo de su carrera hollywoodense y encontramos también veteranas como Mary Astor o la debutante infantil Margaret O’Brien, así como el director de banda Bob Crosby, hermano de Bing. Y como Clark Gable y Lionel Barrymore eran demasiado divinos como para sumarse a estas verbenas, Rooney dedica su actuación arealizar una imitación de ambos.