Paz Vega, se muestra pretendidamente sensual, en un papel que vulgariza desde una actuación que intenta mostrar algo que no lleva dentro ¿Cómo se puede ser tan artificial? La parte dramática la “recita” manteniendo la compostura y esa media sonrisa que... en fin.

Obtiene un 4 como nota global, lo cual no me sorprende. En el 2.008, año de su producción, el espectador medio parecía estar en posesión de un mejor criterio; o más bien podría decirse: olfato, para diferenciar la casquería, de la carne roja de primera.

Jason Clarke a bandazos con su papel, acometiendo escenas en la que entregaba cierta maestría, al lado de otras, de interpretación ciertamente pueril.
En resumen, un plato combinado de restaurante barato, que sacia el hambre pero escasamente nutre.