Los inicios son buenos, las intenciones también, pero... Dios... Es penoso ver valoraciones extremas superando el siete, en series confusas donde los personajes, se afeitan, comen, pasean, van al karaoke; y todo ello para resolver un conflicto que no acometen, porque de hacerlo estas ocho horas de las Heridas Abiertas, se convertirían en una y media, y de serie pasaría a película, no sé si, al final, tan bien valorada.

¿Cual es la causa por lo que las citadas series son mayoritariamente adoradas por el espectador actual?

La respuesta es que necesitan regodearse, como en una especie de adicción visual a la que acuden, una y otra vez, permaneciendo frente a la pantalla como lo hacen en la de su móvil, para resolver unas secuencias, la mayoría absurdas, de argumentos tediosos, rodeados de una cotidianidad de las que tal vez sus existencias propias carecen...

El móvil vacía horas que llenan sus propietarios en la calle, el autobús, el parque con los niños, el médico, el notario, la fila del súper... Y claro... después, la vida propia es tan pequeña... que al llegar a casa, las series mas comunes y cotidianas vistas en pantalla grande, parecen auténticas vivencias que ya no existen en la tuya propia, permitiendo mantenerse conectados a la... irrealidad.

Si has pensado valorar negativamente mi crítica, te pido que antes leas el párrafo final, siendo honesto conmigo pero sobre todo contigo mism@.

¿Has visto en el último mes, más de una pareja que permaneciendo juntas, cada una se entretiene con su propio móvil, sin dirigir la palabra a su chic@?