Película canadiense que nos presenta a un niño que desde el momento de su creación, ya tiene marcado el destino de su vida peculiar y única.
Un niño que fue engendrado a través de un tomate infectado, y que se cría en una familia atípica en el que cada miembro sufre una locura peculiar.
Este niño escribirá un diario lleno de frases filosóficas, que hablan de sus pensamientos. Unos pensamientos que reflexionan sobre la vida y el destino que por desgracia le ha tocado vivir.
La película cuenta con escenas llenas de poesía que nos retrata la vida de un niño que se niega a dejarse llevar por el destino que le impone su familia. Un niño que sueña con una vida mejor en una Italia que nunca ha pisado, pero en donde ha sido engendrado. Una vida opuesta a su realidad llena de locura y con una familia surrealista que irremediablemente se dirigen a un vacío sentimental lleno de esquizofrenia.
La película entretiene, y aunque cuenta con momentos que resultan un poco pesados gracias a unos personajes que en algunas ocasiones resultan densos, uno se enamora en cierto modo de esas imágenes que nadan entre la realidad y la fantasía de un niño que sueña con una vida mejor lejos de esa familia con esperanzas muertas.
Hay que reconocer que la historia a veces no es tan fluida gracias a esa sucesión de imágenes llenas de ensueño, y eso hace que uno en algunas ocasiones no conecte tan fácilmente.
En fin, película que nos presenta a una familia humilde y desestructurada, que cuenta con un niño muy adulto mentalmente, que es consciente de la situación que le ha tocado vivir, y de la que intenta escapar con la imaginación. Porque sueña, él no está loco.