Aunque no he visto los últimos trabajos de Jason Reitman he de decir que en su día me fascinaron tanto Juno como Up in the Air. Tully para mi ha sido volver a ese cine tan maravilloso. Una pildorita cinéfila cargada de sencillez y honestidad que sin grandes pretensiones logra que no te despegues de la pantalla en ningún momento. Es una película que refleja un aspecto de la maternidad probablemente poco o mal explorado por el cine habitualmente y que pone el foco en la persona por encima del drama o la comedia que quedan diluidos entre los diálogos y el buen ritmo. El peso de la película lo lleva la siempre excelsa Charlize Theron (que vuelve a hacer gala de su capacidad de transformación física) y una actriz fascinante como es Mackenzie Davis, a la que el papel le encaja como un guante. Las poquitas pegas que podría ponerle a la cinta acaban por difuminarse al final cuando ves el cuadro completo, ya que mejor final no puede tener esta historia. En definitiva sales del cine con una gran sonrisa y con la sensación de haber aprovechado esa hora y media de la mejor forma posible. Cine sin grandilocuencias, sin hipérboles y sin sobreexposiciones, y más humano que la mayoría de lo que puede verse por el panorama actual.