Impresionante es el adjetivo que puede definir esta primera temporada de Star Trek Discovery. Por nada del mundo me esperaba un producto tan pulido como este a todos los niveles. Visualmente es un espectáculo que en nada, o muy poco, tiene que envidiar a Hollywood. El reparto también está a la altura con un impresionante Hugh Jones (a ver cuando le dan un Oscar) encarnando al Kelpiano Saru y una no menos espectacular Sonequa en el papel de la hermanastra de Spock, Michael Burham, la gran protagonista de STD. Es una serie muy coral con personajes densos y tremendamente interesantes, incluso Sarek, el padrastro Vulcano de Michael Burham me parece interesantisimo y poco explotado para la presencia que tiene. La recreación de los Klingons es simplemente espectacular, atrás quedan los caricaturas de Klingons con pegotes de plástico adheridos a la cara y hablando inglés macarrónico, aquí todo cambia, aquí se habla en Klingon y ofrece momentos muy potentes con esto.
La serie es bastante más oscura y dramática que otras entregas de ST puesto que empieza la guerra con los Klingons que llevará a la Federación hasta el límite de sus fuerzas y a plantearse seriamente cosas que confrontan su naturaleza.
Esta entrega supone giro de 180º en la franquicia, se acabaron los presupuestos ajustados con guiones pobres y capítulos de relleno, series demasiado largas pero vacías de contenido (The New generation son aprox. 150 horas) que se hacían muy pesadas de digerir. Ahora son más cortas aunque la longitud de los capítulos es la misma pero gracias a eso los textos son mejores y densos, no hay para aburrirse.