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Manu_el_Ruiz rating:
4
Comedy. Romance. Fantasy A slightly bohemian american writer (Owen Wilson) arrives with his fiancee (Rachel McAdams) and her parents to Paris. As he wanders the streets dreaming of the 1920s, he falls under one spell, and then the magic happens: at midnight somewhere in the Latin neighborhood, our hero travels into another universe where he will meet people who never expected.
Language of the review:
  • es
October 16, 2011
13 of 18 users found this review helpful
Hace ya tiempo que el cine de Woody Allen ha ido perdiendo fuelle, con alguna honrosa excepción, y en su hasta ahora última película, Midnight in Paris, lo confirma.

El otrora ingenioso, inteligente, irónico, mordaz y todos los calificativos que le han otorgado un sitio indispensable en el terreno del humor, ha llegado ya a un punto en que parece que escribe sus guiones con una cierta desgana e incluso incoherencia, aunque nadie le negará la fantasía que aun posee para crear historias entrañables e imaginativas, aunque ésta le ha quedado deslavazada en su desarrollo. Su guion está lleno de flecos sueltos y acaba convirtiendo su película en una amable ñoñez, muy mal interpretada, excepto en los personaje principales, simplemente correctos.

Allen mantiene todavía el dominio de la técnica para rodar sus films, lo que les dota de un cierto atractivo visual, al que se rinden tantos incondicionales poco severos y rigurosos, pero lamentablemente el envoltorio no puede esconder la vacuidad del producto que a veces encierra.
Podría haber otorgado cierto encanto mágico a esta historia, pero Woody Allen ya está torpón, cansado o quizás hacer películas es ya para él pura rutina.
Las imágenes del comienzo nos preparan para lo mejor, como introducción a lo que podría haber sido una hermosa historia. Lamentablemente a medida que van apareciendo esos personajes añejos y surrealistas (en doble sentido algunos), asistimos a un penoso deambular de personajes mal interpretados, mal diseñados y con frases, en sus bocas, tópicas y algo ridículas, agregando una absurda necesidad de que aparezcan tantos de esos personajes de antaño, que acaban saturando la pantalla en una especie de gran guiñol, con mucha traca y poco imaginación en sus fuegos artificiales. Contemplar como ese gran director de cine español, ya fallecido, que hizo tan grande el séptimo arte, queda reducido a una mala parodia de “no sé qué” me produjo una vergüenza ajena, indigna de tan gran creador de personajes como ha sido Woody Allen.

Deseo que a este Woody Allen aun le quede algo por decir, si deja de hacer películas sólo por dinero o por contratos firmados y las impregne de esa pasión por el arte que siempre tuvo y que me enamoró, en un feliz momento de su carrera. Si no ocurre tendré que hacer como él, adentrarme en el pasado para confirmar que, algunas veces, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Manu_el_Ruiz
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