Un Peter Parker más avispado; una peli más oscura; una fórmula que no se quiebra porque sigue funcionando (al margen de la calidad de las pelis); un villano nuevo porque repetir cansa; una nueva novia con un poco más de sostén argumental para la historia de amor; un ritmo "al uso" que no desentona y la famosa muerte del abuelo que matiza a toda la saga Spiderman.

Síntesis de la síntesis, porque estamos ante un cómic de filosofía "nérdica". Lo que, usualmente, diría un pagafantas sentado frente a su pc mientras mira Spiderman: "sí, yo podría hacerlo...". Pero nunca lo hará, ¡no se puede, diablillo! Sin embargo los sueños son gratis.

Lo que iniciaba como el germen de un arácnido más rebelde y contestatario para con las fuerzas públicas va derivando en una alabanza anunciada sobre la dignidad y el honor ultra terrenos del héroe de turno. Si buscábamos novedades conceptuales en una saga mainstream, pues aún no comprendimos las leyes del mercado (no, no las comprendí). Eso no me quita la posibilidad de ver una historia resultona de superhéroes y disfrutar en el mientras tanto.

Ciudad de rascacielos inmensos, siempre tendremos a nuestra disposición al buen vecino. O por lo menos hasta que aparezca Venom y la cosa resulte más ambigua. Por lo pronto, héroe de raya al medio.