Amantes de los autos, cosificación de las mujeres, pueblerinos descerebrados que solo piensan en hacer picadas imposibles, frases inteligentes aisladas y el posterior silencio de los presentes, un argumento irrelevante por la mera filtración de situaciones hilarantes e inverosímiles, un reparto de actores que se mueven todos a la misma sintonía que busca la película, más picadas, peleas en bares con fondos musicales folk/rock y botellas que se rompen y patadas e insultos y trompadas, poderes "políticos" caricaturizados, una cámara curiosamente correcta y un montaje tan ajustado como el presupuesto para hacer esta película, más picadas: Hazzard, señores, ni más ni menos dado que es difícil caer más bajo que esto.
Todo lo que sucede en el condado de Hazzard, se queda en Hazzard. Nada sale de allí, ¿Para qué ir a China? En este condado podrás hacer de tus limitaciones una virtud extraña, casi incomprensible; pero que importa: estarás en Hazzard dos horas eternas, lentas como vacas que se mueven sobre la pradera.
Ese narrador en off de comentarios graciosos te informa y al mismo tiempo te advierte que esto es la vida en el condado de Hazzard: su mensaje no miente y eso es lo más terrible, su mensaje es honesto.