De nuevo, Denzel Washington es el centro de todas las miradas y realiza una actuación muy convincente, demostrando, una vez más, que es un fenómeno, algo que compruebo película tras película en este mini-ciclo que estoy haciendo de él.

“Titanes” recupera la gesta de un equipo de fútbol americano del año 1971, en el que la apertura de los derechos de la raza negra, provocaban importantes disturbios. La llegada de un entrenador negro para sustituir al entrenador de siempre, a punto de entrar en el Salón de la Fama, y la inclusión de jugadores negros, son una fuente de continuos conflictos.

Aunque parezca mentira, a principios de los años 70, la población negra aún era discriminada. En cierto modo, lo que hace Denzel Washington como entrenador de los Titanes, es, a muy pequeña escala, parecido a lo de Morgan Freeman en “Invictus”. Y también tiene algo de ese militar inflexible del maestro Eastwood en “El sargento de hierro”, pues una buena parte de su entrenamiento lo basa en una potente preparación física.

Acompañan el buen plantel de secundarios, desde el entrenador ayudante (Will Patton) hasta los muchachos del equipo. Tienen pequeños papeles Kate Bosworth Y Ryan Gosling.

Aunque la producción lleva el sello de Disney, tiene un enfoque adulto, nada infantil, y es apta para todo tipo de público. Evidentemente, los aficionados al mundo del deporte, posiblemente, disfrutarán más.

La película es muy agradable, tiene una duración adecuada y un ritmo muy vivo, que se agita al son de la potente banda sonora. No es ninguna obra maestra, pero sí una buena película deportiva, que toca importantes conflictos sociales. Consigue alcanzar una cierta carga de emotividad, porque su lucha deportiva, poco a poco, se va extendiendo a una lucha social más allá del equipo. El mismo conjunto, en el que existen importantes diferencias, es un reflejo de la sociedad de su tiempo.

En definitiva, una entretenida película deportiva con un gran actor.