El director Scott Cooper nos brinda la adaptación de la novela escrita por Louis Bayard de la mano de Netflix.

El resultado es una interesante propuesta que logra momentos bastante interesantes, pero que a su vez cae en pequeñas lagunas que le restan la potencia necesaria para ser una propuesta completamente redonda.

Uno de los principales aciertos que nos propone la película es su reparto en donde Christian Bale demuestra toda su categoría interpretando a un detective de esos de antaño y de la mano de un magnífico Harry Melling en la piel de Edgar Allan Poe. La dupla ofrece una intensidad en sus interpretaciones que nos permiten conectar de forma concreta con sus dos personajes y te haces parte de su investigación sobre los asesinatos correspondientes y también el interesante trasfondo que tienen como personajes ambos.

El director sabe manejar de buena manera el misterio que nos ofrece la película, sabe sacar provecho a su premisa sencilla y a su intenso drama que contiene, dándole un genuino peso dramático que calza perfecto con la mano del director en su dirección. Lo que refuerza el poder interpretativo con que goza la película.

De igual forma, manejar correctamente el misterio no implica que saque todo el partido al suspenso que genera la misma novela. Es ahí donde la película se siente un escalón más abajo. Ciertas decisiones se siente un poco simplistas que terminan restando todo el potencial que al suspenso y dándole mucho al melodrama, en especial de su personaje principal.

Una correcta propuesta que nos ofrece Netflix sobre una novela histórica y que tiene cosas interesantes que pueden cautivar, aunque no termina siendo del todo redonda, podemos disfrutar de sus 128 minutos bien compenetrados cuando terminamos de entender la propuesta que nos trae su director.