Si bien la película tiene un tufillo ochentero cutreril y desfasado, la idea y ciertos detalles hacen que aun hoy día se hable de ella.
En primer lugar, la película destaca por sus toques gore, (como el balonazo a Anne Ramsey, la actriz que interpreta a Mamma en los Goonies, reventándole la cabeza o la muerte del padre alcohólico...)

El problema es la realización de Craven, que no puede evitar caer en errores imperdonables, (ritmo torpe, dirección televisiva...) pero luego está Kristy Swanson, (Flores en el Ático, 1987) para alegrarnos el día con su extrema belleza, (me recuerda a una chica del insti que tenía el pecho enorme y se avergonzaba de ello! Siempre llevaba un montón de ropa amplia para ocultar lo que la natura le había dado). La pobre, al igual que el personaje de Kristy Swanson, sufría los abusos y desmanes del grupo de lolitas envidiosas. Aquí el drama del abuso del padre alcohólico se combina con toques de terror y violencia psicológica, (la pesadilla inicial de ella parece sacada de Pesadilla en Elm Street con ese padre perturbado, celoso y malévolo)

El Score de Charles Bernstein es funcional y casiotonil.

La historia es sugerente, tiene ese algo que te anima a verla, no logrando alcanzar en absoluto la perfección, quedándose a medio camino entre una "reinterpretación" muy sui géneris de Frankenstein y "Los chicos de Stepford", (1987): cine ochentero, que se pierde en su propio aire inofensivo y comercial. Desperdiciando una historia que en esencia sería genial: amor platónico, venganza, ciencia ficción, frikismo y drama del abuso familiar.
De hecho, creo que ahora mismo voy a leerme la novela original de Diana Henstell. La idea es demasiado sugerente como para no caer en la tentación de leerlo.
Atención al actor Matthew Laborteaux, es prácticamente un clon de Jim Sturgess, (La Maejor Oferta, One Day)