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Piano y yo rating:
10
Language of the review:
  • es
January 1, 2016
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Mario Lanza canta y canta y la vida le obliga a ir, de menos a más, pues de inicio no tiene nada, salvo su voz, pero él lucha por su vida, y con todo su esfuerzo, por abarcar amor, bondad, belleza en el canto, nos brinda una interpretación llena de fuerza, vigor, pasión.
Sara Montiel es una humilde campesina, huérfana, a la que la vida solo le permite sufrir, trabajar y un día al año hacer de torera en las fiestas del pequeño pueblito de Méjico donde nació, y con ese pequeño gesto en ese concreto día en las fiestas patronales de dicho pueblo, trata de paliar el dolor por la muerte de su padre, un famoso matador de toros, al que los celos, ay, los celos, mataron de esa manera infalible que es peor que una cornada, y que no es otra que el que uno mismo ya no quiera vivir más.
La actitud de nuestra Sara no es otra que cuidar tanto a la poca familia que le queda, como a los aldeanos del lugar, entre los que destaca un paisano mejicano que se siente atraído por sus encantos, el cual, a su vez, con la llegada del cantante Mario, también sufre la dolencia de los celos amorosos.
Por lo demás, Sara sueña con una vida mejor, la cual parece muy lejana. Por tanto a Sara la vida solo le permite ir de más a más.
Y Joan Fontaine bebe, bebe, y organiza fiestas, -entiéndase orgías-, y no tiene ni que ir de menos a más -como Mario- , ni de más a más -como Sara-, pues, como nuestra querida Joan es millonaria y lo tiene todo, solo quiere a Mario para presumir de su “amor por la ópera”, el de ella, que es una “especie de serpiente maléfica” disfrazada de “cordero amante de las artes”.
Bueno, poco más se puede pedir; además si tenemos a un Vincent Price que borda su papel de empresario de ópera, que sabe de buena mano del cinismo de Joan Fontaine, pues se conocían desde pequeños, y todo esto lo dirige el grandísimo Anthony Mann, pues el resultado es un peliculón tan grande como la mismísima ópera Otello de Verdi o Don Giovanni de Mozart.
Además, las dos mujeres están muy bellas, especialmente la siempre guapísima Sara.
La música, como no tratándose de ópera, primorosa.
También muy bellas todas las escenas que suceden en Méjico, tanto por los paisajes como los interiores de las iglesias.
Así que, ahí va mi lema:
Apaguen el ordenador, ya no lean más críticas, y música maestro: enciendan la televisión y vean esta obra maestra.
Me ha recordado otra película muy bella, en las que los celos, aunque sean de una muerta, también están presentes: la famosísima Rebeca, también con Joan Fontaine.
P.D. Comento escenas impactantes en el spoiler, sin contar el final de la película.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Piano y yo
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