Quien se acerque a “Incompatibles” buscando las mismas sensaciones que consiguió con “Intocables”, se llevará un chasco de proporciones tan monumentales como cuando a las cinco de la mañana se encienden las luces de la discoteca y la rubia con la que hemos estado bailando toda la noche es un motero de sedosos cabellos. ¡Cuidado! Aunque nos venden “Incompatibles” de parecida manera, nada tiene nada que ver con “Intocables” y a pesar eso tampoco es despreciables como tampoco es despreciable el motero dependiendo del número de cervezas que lleves ingeridas. “Incompatibles” es una buddy movie realtivamente afortunada, con ritmo y algunos gags competentes que enfoca todo su encanto en Omar Sy. Es relativamente entretenida, tiene ritmo y se deja ver bien. Pero resulta que no es la maravilla que esperábamos. Es ese tipo de cine francés de comedia que tan bien saben hacer pero que busca más la propuesta formal que la sorpresa. No toma ningún riesgo y abusa demasiado del encanto de Omar Sy y su brillante sonrisa para resultar agradable. El guión es lo de menos, la realización es plana pero funcional. Los actores funcionan bien. ¿Qué virtud tiene entonces “Incompatibles”? Bueno, no molesta demasiado, es una comedia amable, una especie de “Arma Letal” a la francesa con toques de descafeinada denuncia social y música de videoclip.