Pocas veces una serie de animación ha tratado en profundidad temas como el papel del individuo en la sociedad, la libertad personal frente al bienestar del colectivo, el feminismo, el dilema libertad-seguridad, la tecnología y el big data como camino hacia el totalitarismo, o el verdadero significado de la felicidad. Rousseau, Platón o George Orwell se dan cita en esta distopía filosófica que nos habla sobre la realidad -y cada día más- de nuestro tiempo.

Un sistema perfecto capaz de conocer la probabilidad de cada persona de cometer y crimen y suprimir así la criminalidad en un país entero. Un cuerpo de especialistas encargados de perseguir a aquellos con un coeficiente de criminalidad (delincuentes en potencia, pero que todavía no han hecho nada malo) por encima del permitido. Una sociedad guiada por una inteligencia artificial superior, y un misterioso hombre decidido a poner en evidencia la silenciosa dictadura del pensamiento y la moral en que vive para así devolver la libertad a sus conciudadanos.

Aunque 'Psycho-pass' expone en exceso el pasado y las motivaciones (por otro lado no muy claras o creíbles en ocasiones) de sus protagonistas, triunfa en su apuesta por los dilemas. Por momentos el espectador puede empatizar con los antagonistas ("este tío lleva razón. ¡Viven en una sociedad hipercontrolada!") y no comprender la defensa a ultranza del orden de los protagonistas, y al capítulo siguiente comprender que el fin no justifica los medios. ¿Justifica la seguridad y la paz cualquier medida adoptada para conseguirlas?¿Qué sacrificamos y qué ganamos? Con matices mejorables, 'Psycho-pass' supone un deber para los amantes del cyber-punk y de las tramas con mensaje ulterior, de las de darle vueltas a la cabeza.