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Peter Gabriel 77 rating:
7
Drama. Comedy Take a ride through the life and memories of Barney Panofsky (Paul Giamatti), a hard-drinking, cigar-smoking, foulmouthed 65-year old hockey fanatic and television producer, as he reflects on his life's successes and (numerous) gaffes and failures as the final chapters of his own existence come sharply into focus.
Language of the review:
  • es
June 20, 2011
8 of 10 users found this review helpful
Una oportunidad perdida. Así se siente uno cuando empiezan a desfilar los créditos y ha estado durante todo el metraje esperando a que toquen She Sells Sanctuary, y es más, le ha parecido identificar la escala de acordes evanescente del inicio entre la distorsión. Ahora viene, te dices, y miras al cojín del sofá que yace a tu derecha con emoción y asientes. Sí, sí, ahora viene. Pero no, no tocan She Sells Sanctuary. Sólo pareció que caería en cualquier momento, por que parecía que se palpaba, por que la noche se prestaba a ello. Y, especialmente, por que cuando están Giamatti y Hoffman sobre el escenario siempre debería caer un She Sells Sanctuary.
En esta adaptación de una aclamada novela que no conocía de un escritor que desconocía, el tal Richard J. Lewis, intenta realizar la típica comedia dramática, desenfadada, emotiva e intelectualmente satisfactoria. Lo que para algunos representa El Gatillazo Del Rey, por poner un ejemplo reciente. Y no lo hace mal del todo, pero la mezcla le queda aguada, impersonal y con una carencia de nervio palpable. En última instancia, el material que maneja, que se presume interesante bajo el aliento a tópico con que Lewis lo cubre, como un presentador de telediario recitando a Carver, esa sería más o menos la sensación, y muy especialmente el recital de Giamatti, uno de los mejores actores que nos quedan en este buque a la deriva en que se ha convertido el cine, convierten la experiencia en algo gratificante. Lo de Giamatti es algo digno de reseñar. Como Seymour Hoffman, con el que guarda no pocos puntos en común, Seymour con más filo y Giamatti más dotado para la comedia, constituyen el último bastión de los tipos orondos con talento en el cine, una raza en verdadera extinción, recogiendo el testigo de los Laughton, de los Greenstreet, sobreponiéndose a los flequillos, a los pómulos afilados y los torsos esculpidos, sobreviviendo en un mundo de guionistas infames, a la caza de un entrecot entre tanta hoja de lechuga, dejando su sello de calidad independientemente de la enjundia del proyecto. Casi parece un milagro que tipos como ellos consigan papeles protagonistas en el desfile de modelos en que se ha convertido Jolibud hoy en día. Y en fin. Por lo demás, Dustin Hoffman consigue divertir en una extensión de su personaje en una de las sagas más taquilleras de la historia del cine (...) y se coloca con desparpajo a la altura de Giamatti en cada una de las secuencias que comparten. Pero en última instancia, Giammati. Y a esta película, cuando empiezan a pesarle los minutos como si se hubiera subido al ring con Cassius Clay, acaba por quedarle sólo la última instancia para mantener el interés. Y no es poco. En realidad, es bastante.
Peter Gabriel 77
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