Esta sencilla ecuación es un despropósito descomunal, porque poner al lado de semejante monstruo del cine a una pacata que no sabe interpretar y cuyo físico tampoco despierta pasiones, lo es. Yo si hubiera sido Kingsley me hubiera negado rotundamente. Pero como no lo hizo tenemos que vérnoslas con este dúo que no pega ni con cola, y no lo digo por la diferencia de edad. Sin embargo, a Coixet le parece que hacen buena pareja y que es totalmente creíble lo que nos cuenta, porque precisamente ella le ve mucha miga al tema de la diferencia de edad, con suficiente importancia como para filmar cuatro escenas en una cama y otras dos en una playa.
Sosa, aburrida, poco creíble e insufrible la cara y el cuerpo de palo de Pe.
El problema de las pelis de Coixet es que queriendo levantar pasiones y aflorar sentimientos como objetivo primordial, sucede lo contrario: ninguna emoción registrable en el sistema nervioso de sus sufridos espectadores.