Paco Plaza toma las riendas de la saga de terror más rentable del cine español (o como dice Balagueró: la única) para dirigir, esta vez en solitario, una tercera parte que, una vez asentados los pilares en los que se basa, trata de dar una vuelta de tuerca cambiando la ya repetitiva grabación de cámara en mano y aportando humor autoparódico y gore del que no se suele ver en salas comerciales.

Con una genial banda sonora de míticos temas patrios, el gran Pablo Rosso manejando la fotografía y una estructura in crescendo, el guión de Plaza toma detallitos del mejor Raimi, de la etapa gore de Peter Jackson o del más clásico Romero y lo mezcla con chistes de la SGAE en una historia de amor en la que Diego Martín da la réplica a una Leticia Dolera acojonante, magistral, soberbia, (y así me tiraba media hora…).

He leído nombres como Berlanga o Azcona en críticas de periódicos de tirada nacional, y digo yo: ¿Qué pintan estos maestros en referencias a una película con salvajes mutilaciones con batidoras y motosierras, John (sí, John) Esponja, armaduras y mazos medievales y zombies satánicos? Pues algo hay. Esa es la grandeza de REC3.

Impaciente ya por ver la conclusión definitiva (?) de la saga con REC4: APOCALIPSIS de Jaume Balagueró.