Bastante tiempo llevaba Johnny Depp sin interpretar un papel en el que su caracterización fuese lo menos relevante, casi siempre ha estado ligado a personajes estrafalarios y mediáticos como Jack Sparrow, Willy Wonka o Eduardo Manostijeras, personajes, que seguramente no tendrían el peso que tienen en la cultura popular sino les hubiese dado vida él.

Depp posiblemente sea uno de los actores más completos que ha visto Hollywood a lo largo de su historia, que la mayoría del peso de su fama venga de trabajos como los anteriormente mencionados, no puede hacernos caer en el error de que su capacidad interpretativa se limita solo a eso. Así pues, cabello rubio y lentillas azules aparte, se mete en la piel de Jimmy “Whitey” Bulger, un oscuro, sanguinario y frío mafioso irlandés que juega a partes iguales con el FBI y los suburbios del sur de Bostón, para dejar claro que como actor puede hacer lo que le de la gana, Johnny Depp no es solo locura rodeada de ropa extravagante y maquillaje grotesco.

“Whitey” y Depp son lo mejor de esta película, que en sí misma, es buena, pero bastante correcta y normalita, no arriesga nada ni ofrece nada nuevo. Scott Cooper simplemente se limita a contar una buena historia, aunque bastante plana y en la que es muy difícil empatizar con otro personaje que no sea el protagonista. Si eres fan de “las pelis de gangsters”, aquí vas a descubrir muy poco.

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