Cherburgo, Noviembre de 1957. Guy, 20 años, mecánico de automóviles, y Geneviève, 16 años, dependienta de la tienda de paraguas propiedad de su madre, forman una pareja de novios feliz, incluso con la idea de casarse, algo que aterra a la madre de la chica dada la juventud de ésta. La llamada a filas de Guy, para cumplir el servicio militar, en una convulsa Argelia, truncará el alentador futuro de los dos jóvenes. El embarazo de Geneviève, la poca fluida correspondencia con Guy, y la aparición de un adinerado pretendiente marcarán el devenir de los acontecimientos posteriores.

Película cantada, que no un musical, dividida en tres partes ('La partida', 'La ausencia' y El regreso'), emulando a los tres actos de una ópera, cada uno de ellos determinante en la historia que se nos presenta dentro de una evolución lineal.

Estamos ante un melodrama con tintes folletinescos. El que, además de lo anterior, los diálogos sean cantados, y muy simples, nos puede parecer, de entrada, que nos encontramos ante una mera cursilada; y así sería si esta obra, escrita y dirigida por Jacques Demy, no tuviese unos personajes tan bien escritos, con el fondo que cada uno tiene, y si el argumento careciese del peso verdaderamente dramático que en realidad posee. No se trata de una exposición de un amor juvenil de forma simple y ligera, sino de diferentes visiones de la condición humana más allá del aspecto de un enamoramiento y tratadas con una profundidad que va creciendo paulatinamente. Lealtad, fidelidad, duda, necesidades perentorias que salvar, entran en juego creando un universo reducido, pero bastante complejo, que el creador desarrolla y define con credibilidad y solvencia.

Además del encanto en sí de este film, dado su argumento, también tiene el que le otorga el colorido del decorado, desconocido e innovador en su época, mezcla de colores fuertes, sobre todo las variedades de rojos y naranjas, con otros de tonos pastel. Parte primordial del éxito de esta película fue la música compuesta por Michel Legrand, en especial su tema central. Y como guinda de todo lo anterior, la radiante presencia de Catherine Deneuve, contaba con unos escasos 20 años durante el rodaje, aunque su voz, como las del resto del elenco, estuviese doblada.