Por supuesto, tras unos X-Men en los 60 de Playboy y las fantasías de Sean Connery bondianas, solamente podía estar....una película contemporánea de James Bond. Adaptando el tebeo de Mark Millar, Colin Firth es un macho inglés superespía que enseñará al joven chav de clase trabajadora (Taron Egerton) a ganar a los malos y recuperar el estilo de Inglatera que pasa por estar impecablemente vestido y tener las funciones de un sociópata con ganas de divertirse.

Patología involuntaria del Brexit o de la Inglaterra según Cameron, según me contaba Luis Baena, Kingsman es una película tosca, estúpida, nihilista, francamente aburrida y previsible que reivindica la ultraviolencia y los machos atemporales del pasado.

Estuve aburrido, pero hay quien encuentra todo esto muy divertido. Samuel L. Jackson da gritos, Sofia Boutella aprende del macho alfa de clase baja y Mark Strong y Michael Caine confirman la decisión cipotuda de que todo quede intergeneracionalmente ligado.