Pero sin duda alguna, si por algo será recordado este filme, es por su grandioso estudio psicológico de los personajes. Magistral desde cualquier punto de vista. Ya desde el mismísimo comienzo vamos siendo testigos de pequeños, y aparentemente insignificantes, detalles en la manera de actuar y comportarse de cada uno de los personajes (José apartándose del resto para pagar en el bar, Luis a lomos del animal -no recuerdo ahora mismo si era una mula, un burro o qué exactamente- en la granja).

El empleo de la voz en off potencia y magnifica los sutiles matices interpretativos y, así, lentamente vamos descubriendo cómo Paco es un hombre acaudalado que se ha hecho a sí mismo y que no soporta ni permite que nadie se aproveche de él; José es el típico manipulador que contamina y envenena con su retórica a todo aquel que le rodea, salvo al imperturbable Paco, hecho que le produce un profundo malestar; y Luis, un pobre desdichado que, fruto de su pobre personalidad, se ve manipulado y enredado por José como si de un maniquí se tratase, intenta a la más mínima evadirse de su desalentadora realidad, ya sea bebiendo más de la cuenta o leyendo novelas de ciencia ficción.

Mientras los "amigos" comparten la tranquila jornada de caza (con unas imágenes de conejos abatidos que, no es que sean desagradables, pero resultan bastante crudas), los malentendidos y encontronazos van saliendo a relucir, cada vez con más brusquedad y vehemencia. El asfixiante clima logra colmar el ya de por sí enrarecido clima y, las diferencias y resentimientos que durante años permanecieron latentes, terminan por estallar definitivamente en un memorable clímax que finaliza con el asesinato de los tres antiguos compañeros entre sí.

Sin duda nos encontramos ante una de las obras españolas más interesantes de la historia, en la que una a priori jornada de diversión y entretenimiento se transforma lentamente en un auténtico infierno en el que los odios de cada uno de los personajes se dan cita y arreglan de una vez por todas sus más que evidentes diferencias. Gran dirección de Carlos Saura, extraordinaria fotografía de Luis Cuadrado y un reparto, aunque reducido, auténticamente estelar, encabezado por: Ismael Merlo, Alfredo Mayo, José María Prada. Altamente recomendable.