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John Dunbar rating:
8
Thriller. Mystery Though Kevin (James McAvoy) has evidenced 23 personalities to his trusted psychiatrist, Dr. Fletcher (Betty Buckley), there remains one still submerged who is set to materialize and dominate all the others. Compelled to abduct three teenage girls led by the willful, observant Casey (Anya Taylor-Joy), Kevin reaches a war for survival among all of those contained within him—as well as everyone around him—as the walls between his compartments crumble.  [+]
Language of the review:
  • es
May 12, 2021
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En tiempos de excesiva pulcritud con el uso del lenguaje, con la palabra locura puede que sea justo hablando en términos más coloquiales y profanos, pero desde luego, no soy exacto. El trastorno de identidad disociativo (TID), se dice que es un trastorno en el que dos o más identidades conviven simultáneamente dentro de una misma persona. Esta alteración dispuesta en forma de creación imaginaria y extrapolada sobre un personaje de ficción, es posible también que no se porte con excesiva equidad maltratando una imagen, ya de por sí dañada, de quienes lo padecen, pero tampoco se puede mirar hacia otro lado cuando, a su manera, supone una golosina puesta al servicio del thriller psicológico. Desde el respeto.
Este recurso ha servido para apuntalar, ya sea por un tiempo, el crédito perdido por el camino del director de origen indio M. Night Shyamalan, recordando a quien sobrecogiera y determinara su carrera con 'El sexto sentido'. La idea, que entronca de forma semidirecta con 'El protegido', es una idea perturbadoramente gozosa, dándole Shyamalan una ágil esencia sobrenatural, cosa marca de la casa. Apenas unas insinuaciones necesarias para empatía con la presa, la dirección del thriller apunta con destreza claustrofóbica en la dirección más inquietante, consiguiendo que compartamos más con el criminal que con la víctima. Desde un espacio lúgubre, la presión del foco de atención se pone sobre un único protagonista, su factor, al final, más importante. James McAvoy, magistral, hace uno de esos protagonistas con el que todo actor sueña, que desempeña como si en su interior de veras habitaran tal cantidad de personalidades, tan dispares como asociales.
La mente es a menudo un enigma, y como tal, algo con lo que 'jugar', algo que convertir en una pieza que aterrorice, a la par que sea utilizado de señuelo irracional; lo que se podría precisar como atracción por aquello que resulta enigmático y/o nos produce miedo. 'Mis terrores favoritos' lo definiría el gran Narciso Ibáñez Serrador. Hay una galería extensa, entre las distintas psicopatías y perturbaciones mentales, que descubrir y analizar en el séptimo arte y sirven para alimentar nuestras peores pesadillas. Gracias al portentoso McAvoy sumamos un elemento nuevo a esa colección de delirios monstruosos.
John Dunbar
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