Nadería de serie B con presupuesto y efectos de superproducción. Aboga por el espíritu de equipo y hace crítica explícita de la codicia humana de la que condena también el uso de las energías fósiles. Desde luego que también hay un pequeño espacio para la redención y el sentimiento de culpa. Lo que viene siendo, en resumidas cuentas, la esencia de Disney sin contar con Disney, y eso se nota. Los principios están, lo que no está es aquello que ha hecho grande a esa fábrica de sueños, esto es algo tan simple y complejo a la vez como poner esos principios al servicio del entretenimiento. Para eso hace falta crear algo que despierte el interés de grandes y pequeños y ésta 'Monster Trucks' y sus monstruos bonachones discurren por un perfil demasiado simplón. Si Rob Lowe como Reece Tenneson, el dueño de la petrolera, es un malo de pacotilla que no asustaría ni a los más inocentes, por más aires de grandeza que se dé, es un claro síntoma de lo tierna que resulta.
No pasa de una mera distracción, bastante ñoña y pueril; solo para los más incautos que se dejen suducir por las cosas tibias, sin complicaciones y que entiendan que las cosas tienen que acabar bien sin pagar coste alguno.