De todos es sabido que el nombre de Stephen King es sinónimo de éxito, y si bien es cierto que en su vertiente cinematográfica los resultados más de una vez han sido desdeñables, literariamente está claro que el de Maine arrasa. Y lo hace gracias a un estilo muy personal y a la vez sencillo en su narrativa, y con unas ricas tramas en las que el terror se traslada a lo cotidiano.

Desde luego ningún amante del cine encontrará una obra maestra del Séptimo Arte en esta sencilla a la par que simplista 'Thinner'. Sin embargo, los que gustamos de las pequeñas y curiosas obras que el género nos regala de vez en cuando podremos encontrar un divertimento sencillo y grato que se deja ver con una facilidad pasmosa, y una historia que a pesar de que a veces flojea acaba por enganchar gracias sobre todo a esa suerte de 'héroe-villano' que encarna con gran acierto Robert John Burke. Y es que la plasmación de tan delirante personaje en las (engordadas) carnes del carismático actor podría arrancar los aplausos del más freak de los seguidores del señor King, dando vida a un malvado protagonista del que realmente es complicado llegar a sentir pena mientras vemos como va perdiendo peso preocupantemente a lo largo del film pero que es capaz de llegar a granjearse nuestra simpatía.

Con un guión aceptablemente engrasado (y al cual ayuda un desenlace no del todo previsible a pesar de que culmine con un clímax un tanto errático pero cargado de mala leche) y contando con un notable ritmo narrativo que hace que el espectador devore la película gracias a la facilidad que ésta tiene para hacerse con la complicidad del espectador, Holland deja atrás y resta importancia a las tramas personales y al trasfondo psicológico de los personajes que con tanto detalle suele retratar King en sus novelas, lo cual puede provocar que a sus más acérrimos seguidores ésto les parezca un crimen pero que al menos sirve para dotar a la peli de un estupendo ritmo.

Sin dar precisamente miedo y teniendo en cuenta que en el tercer acto la cosa se va un tanto de madre en las escenas de acción, la película se siente afortunada de tener en su reparto a un entonado Burke y a un consistente Mantegna que hace lo que mejor sabe hacer. Una directa y sencilla cinta fantástica de Serie B con un humor con bastante mala leche y que consigue lo que se propone: ganarse la simpatía y hacer pasar un buen rato al respetable sin necesidad de ningún alarde técnico, con un producto sencillo tanto en su concepción como durante su visionado, que sin ser ni mucho menos imprescindible resulta un "trasnochado" relato cuanto menos curioso.

Eso sí, creo que en el Cine jamás una tarta de fresa pudo tener peor aspecto.

·LO MEJOR: Mantegna y un Burke capaz de sostener toda la función por sí mismo. Su falta de pretensiones.

·LO PEOR: Cierta ida de pinza en el último acto. Tal vez a muchos les dejará el gusto de que podría haber dado más de sí.