Siguiendo su habitual política de programa doble "peli mala-peli buena", el Cinestudio D'Or proyectó la semana pasada "Amor y otras drogas" (esa era la mala) y "Camino a la libertad", una estimable cinta del acreditado director Peter Weir.

En 1941, unos prisioneros (varios polacos, un leton, un ruso y un americano) se fugan de un campo de concentración en Siberia y se cruzan toda Asia de norte a sur hasta llegar a la India, protectorado británico, y así recuperar la libertad.

No es una película de fugas al estilo de "La gran evasión", sinó que remite más bien a obras como el genial documental "Tocando el vacío" (Kevin Macdonald, 2003) en el que se plantea la lucha del hombre por la supervivencia, una lucha contra la naturaleza, pero que acaba siendo también una lucha contra uno mismo por aferrarse a la vida.
Aquí no hay ningun policía ni carcelero que persiga a los prófugos. Como comenta un personaje en cierto momento de la película, la prisión no son los muros, ni las alambradas, ni los carceleros. La prisión es la propia Siberia.

La fotografía, como se puede suponer, es magnífica. Diversidad de paisajes, desde la tundra siberiana hasta las montañas del Himalaya, pasando por el desierto mongol.

Y además, cuenta con la interpretación de un Ed Harris en estado de gracia. Colin Farrell y los demás tampoco desentonan.

Ahora tengo que ver esa otra obra de temática más que parecida y que tantas veces me han recomendado: "Hasta donde los pies me lleven". Será en una próxima ocasión.

Mi nota: 7'5-8.