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Nolte rating:
10
6.8
32,417
Drama
Set in 1953, during the early days of television broadcast journalism. Edward R. Murrow (David Strathairn) and his dedicated staff — headed by his co-producer Fred Friendly (George Clooney) and reporter Joseph Wershba (Robert Downey, Jr.) in the CBS newsroom—defy corporate and sponsorship pressures, and discredit the tactics used by Joseph McCarthy during his crusade to root out Communist elements within the government. Murrow, then ... [+]
Language of the review:
- es
March 12, 2006
25 of 33 users found this review helpful
Inteligente crítica sobre el mundo de la televisión como medio de información y entretenimiento. Genial.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
El duro enfrentamiento entre el senador Joseph McCarthy y el presentador de televisión Edward R. Murrow y el Comité de Actividades Antiamericanas es el hilo conductor de esta interesante película, segunda como director de George Clooney en la que realiza una crítica muy inteligente sobre el mundo de la televisión como medio de comunicación y entretenimiento.
Edward R. Murrow (interpretado con maestría por David Strathairn) fue acusado de ser comunista por el senador McCarthy en plena caza de brujas. Todo el que lo fuera o conociera a alguien de esas tendencias políticas corría el riesgo de ser detenido, e incluso podía perder su puesto de trabajo. Murrow se defendió valientemente en una serie de discursos donde hacía gala de un pensamiento crítico ejemplar y una gran habilidad como orador. Han quedado en la memoria del espectador los momentos en los que Strathairn, con la cabeza ligeramente vuelta hacia la cámara y una mirada a la vez seria e incisiva pronuncia unos discursos en los que no sobra ni una palabra. El control facial, las pausas que efectúa mientras habla con voz tranquila pero firme y la forma en que de vez en cuando mira hacia abajo echar un vistazo al guión del programa hasta que pronuncia la célebre despedida "buenas noches, y buena suerte", le dan al personaje el color y la fuerza emotiva que nos hace agradecer que este rodada en un elegante y sobrio blanco y negro, muy al estilo de las películas de esa época.
La cinta transcurre a ritmo de blues, cuyas notas se enredan en el aire con las indolentes volutas de humo de esos cigarros que nunca se consumen. Por otro lado, la manera en que están retratados los escenarios, como el plató y la sala de realización, con contratados claroscuros y una extrema precisión de encuadre donde el movimiento de los personajes está estudiado escrupulosamente, hace parecer al espacio algo oscuro e inexpugnable a la vez que le confiere respeto.
El reparto es de muchos quilates, con actores de la talla de Robert Downey Jr. ("Kiss Kiss Bang Bang, Vidas Cruzadas"), Patricia Clarkson ("Peter Pan"), Ray Wise ("Twin Peaks, Jeepers Creepers, Dead End"), Jeff Daniels ("Speed"), etc.
No está claro si es deliberado o no por parte de Clooney, pero llama la atención el siguiente hecho: en un momento de la cinta hay un plano de un televisor que están viendo algunos personajes, y bajo la pantalla se lee "Westing House", que es justamente la empresa a la que cuarenta años después estuvo a punto de ser vendida la CBS debido al escándalo con la tabacalera Brown & Williamson, denunciada por el doctor Geoffrey Wigand por introducir en los cigarros un ingrediente nocivo para la salud, tal y como describe la película "El Dilema", de Michael Mann.
Por otro lado, dada la atmósfera marcadamente anticomunista, es irónico y admirable que el mensaje de despedida del programa de Murrow fuera tan generoso como para desear al espectador buenas noches, y buena suerte.
Una joya.
Edward R. Murrow (interpretado con maestría por David Strathairn) fue acusado de ser comunista por el senador McCarthy en plena caza de brujas. Todo el que lo fuera o conociera a alguien de esas tendencias políticas corría el riesgo de ser detenido, e incluso podía perder su puesto de trabajo. Murrow se defendió valientemente en una serie de discursos donde hacía gala de un pensamiento crítico ejemplar y una gran habilidad como orador. Han quedado en la memoria del espectador los momentos en los que Strathairn, con la cabeza ligeramente vuelta hacia la cámara y una mirada a la vez seria e incisiva pronuncia unos discursos en los que no sobra ni una palabra. El control facial, las pausas que efectúa mientras habla con voz tranquila pero firme y la forma en que de vez en cuando mira hacia abajo echar un vistazo al guión del programa hasta que pronuncia la célebre despedida "buenas noches, y buena suerte", le dan al personaje el color y la fuerza emotiva que nos hace agradecer que este rodada en un elegante y sobrio blanco y negro, muy al estilo de las películas de esa época.
La cinta transcurre a ritmo de blues, cuyas notas se enredan en el aire con las indolentes volutas de humo de esos cigarros que nunca se consumen. Por otro lado, la manera en que están retratados los escenarios, como el plató y la sala de realización, con contratados claroscuros y una extrema precisión de encuadre donde el movimiento de los personajes está estudiado escrupulosamente, hace parecer al espacio algo oscuro e inexpugnable a la vez que le confiere respeto.
El reparto es de muchos quilates, con actores de la talla de Robert Downey Jr. ("Kiss Kiss Bang Bang, Vidas Cruzadas"), Patricia Clarkson ("Peter Pan"), Ray Wise ("Twin Peaks, Jeepers Creepers, Dead End"), Jeff Daniels ("Speed"), etc.
No está claro si es deliberado o no por parte de Clooney, pero llama la atención el siguiente hecho: en un momento de la cinta hay un plano de un televisor que están viendo algunos personajes, y bajo la pantalla se lee "Westing House", que es justamente la empresa a la que cuarenta años después estuvo a punto de ser vendida la CBS debido al escándalo con la tabacalera Brown & Williamson, denunciada por el doctor Geoffrey Wigand por introducir en los cigarros un ingrediente nocivo para la salud, tal y como describe la película "El Dilema", de Michael Mann.
Por otro lado, dada la atmósfera marcadamente anticomunista, es irónico y admirable que el mensaje de despedida del programa de Murrow fuera tan generoso como para desear al espectador buenas noches, y buena suerte.
Una joya.