Ya desde sus créditos iniciales, con un puñado de guiños al universo de Stephen King, siendo particularmente reseñable el auto homenaje que se pega a si mismo Lewis Teague, "Los ojos del gato" me ha encantado. Cinta episódica que entrelaza, de manera brillante e ingeniosa, tres relatos breves del autor de Maine. Dos de ellos contenidos en su compilación de 1978 «El umbral de la noche», y un tercero creado expresamente por King, que firma aquí el guion, para el film.
De todas las historias encerradas en dicha novela, "Los ojos del gato" escoge dos que viven fuera del fantástico o de lo que entenderíamos por terror puro y duro. Siendo la tercera seguramente la que más penetra en dichos terrenos, aunque siempre desde un cariz bastante juguetón muy a lo "Gremlins" (Joe Dante, 1984). Por ello, a todo aquel que espere un film de terror al uso, quizás le cueste un rato entrar en el tono del film, con más momentos de comedia negra que de simple terror: como esa fiesta en la que el personaje de James Woods ve cigarrillos por todas partes. Una brillante escena, pero tan cercana al absurdo que a muchos desconcertará.
A ver, en ningún aspecto "Los ojos del gato" alcanza los niveles de grandeza de "Cujo" (1983), también de Teague. El cúmulo de genios que se juntó ahí, era irrepetible.
Por cierto, entre los guiños de la película, que no se nos olvide esa escena en la que James Woods está viendo en la tele "La zona muerta" (David Cronenberg, 1983), y critica duramente al guionista de la misma. Pulla del King guionista ya que, entre los muchos guiones que rechazó el cineasta canadiense, uno estaba escrito por él mismo.