Interesante dramedia acerca de la soledad (no tan) inofensiva y de aroma crepuscular "Aprendiz de gigoló", quinto largometraje del actor John Turturro. Evidentemente el ver en pantalla a Woody Allen, quien sabe si por última vez, aunque ojalá que no, puede eclipsar y de hecho eclipsa todo lo demás. Pero Turturro se arriesga y no le sale del todo mal la jugada.
Fioravante ve como la librería de Murray, su mejor amigo, cierra. Dejándoles a ambos en la estacada. En esas Murray convence a Fioravante de montar un lucrativo negocio de compañías. A partir de aquí se desarrolla una dramedia muy woodyallenesca, aunque sin alcanzar en ningún momento la chispa de este.
En "Aprendiz de gigoló" hay poco riesgo en general en el conjunto. De corte clásico en lo escénico y aires costumbristas en lo narrativo, aunque en su doble fondo oculta más de lo que parece. La soledad, con el amor de timón, es el eje sobre el que gira el film. Aunque también hay una leve critica a las enfermizas doctrinas religiosas. Por todo ello al final terminas disfrutando con gusto de la película, aunque seguramente la olvides tan rápido como la ves.
Si he decir que narrativamente, a pesar de su sencillez, es algo torpona. Ese momento en el que las subtramas se empiezan a dividir en otras subtramas, involucrando a personajes que ni interesan ni enganchan, es algo embarazoso. El de Liev Schreiber se lleva la palma.
Un error que es fácil cometer con "Aprendiz de gigoló" es el pensar que, por estar Woody Allen en el proyecto, va a ser como una de sus películas. El histrionismo del actor se conserva, pero el texto no es tan afilado y mordaz como acostumbra Allen. Aunque es evidente que Turturro ha construido el personaje de Murray pensando en él, y algunas perlitas le da.
Actoralmente la mayor sorpresa proviene por parte de la genial y sorprendente, al menos para mi, Vanessa Paradis. Su personaje es el más crudo de la historia y el más enfocado al drama. Un film que, en lo que a casting se refiere, cojo no va precisamente. También me ha sorprendido ver una faceta calmada del John Turturro, un actor que nos tiene demasiado acostumbrados a lo excesivo y loco.
Finalmente "Aprendiz de gigoló" entrega más de lo que esperas, y eso la coloca en un sitio preferente. John Turturro se muestra más cercano a François Ozon que a Gaspar Noé, lo que tratando el tema que trata la cinta se agradece. Aunque obviamente a la historia no pasará el producto.