Remake de uno de los clásicos del terror ochentero que aprovecha para hacer tributo al mismo. De hecho, lo podemos comprobar desde el primer momento en el formato de los créditos iniciales.

Encaja a la perfección en un slasher, aunque deja pocas ocasiones para la exhibición de efectos gore. A lo que sí que asistimos es a la comisión de asesinatos en serie cayendo uno tras otro, pero no de forma tosca ni gratuita sino bien ejecutada y rodada. La única losa que tiene la película son sus primeros 40 minutos, en que se torna bastante aburrida mientras no sale a acción el "maloso". Un personaje alto, corpulento y que no defrauda comparándose o no con el "original".

Por lo demás, buenas interpretaciones en una obra con medios y ambiente del siglo XXI pero con un indudable matiz clásico. Nos ofrece más momentos de inquietud que sustos, pero en cualquier caso es una buena opción para disfrutar en esta época de Halloween.