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Sao Tome and Principe Sao Tome and Principe · Villacanicas del Hoyo
McCunninghum rating:
7
48
2009 Portugal
Documentary
7.2
80
Documentary What can a portrait tell us about the police system? What can a photograph taken 35 years ago reveal about a dictatorship that is now finished? What can it say about contemporary society? How can photographs kindle the memories of their protagonists? 48 is a portraiture of the 48-year dictatorship of António de Oliveira Salazar, the longest dictatorial government in twentieth-century Europe, through the stories of some of the victims ... [+]
Language of the review:
  • es
March 30, 2011
4 of 4 users found this review helpful
El cine, en su vertiente tatuadora, como inscripción de la historia del Uno, hace las veces de prótesis de la memoria. El Uno se vale del cine para fijar un recuerdo, quién sabe si para congelarlo o para servirse después de él en la conformación de un relato. Sin embargo, el cine cumple también una función que no es de redención personal, que no tiene que ver con las subjetividades (ese invento moderno), sino con la expresión de las voces de comunidades olvidadas. En su vertiente documental-antropológica (tradición, diríase, aséptica, pero tanto o más vieja que el cine, por cuanto remite al ansia de saber), el cine es una herramienta de la ilustración, entendiendo esto de forma netamente secular: un útil bélico cuyo uso consiste en llevar la luz allí donde haya oscuridad. Sin demagogia política, el cine lleva la luz: hace ver y da voz. Y, lo que es más, construye memoria. Sirve, en definitiva, como prótesis de la historia para aquellas voces vencidas que, debido al materialismo histórico, han carecido de una. En PdV se han podido ver un buen número de filmes cuyo objeto era precisamente ese, el de dar voz a los que no la tienen, levantar acta testimonial de un acontecimiento injusto, y generar un archivo de datos, rostros, voces. Frente a la imposibilidad de hacer una historia del cine, el cine hace historia. En este conjunto de filmes, el cine hace suyo el dictum de Walter Benjamín: “Articular históricamente el pasado no significa conocerlo como verdaderamente ha sido. Significa adueñarse de un recuerdo, tal como éste relampaguea en un instante de peligro.”
48, de Susana de Sousa Dias, es un film estrictamente formalizado, de una apariencia solemne a tono con el tema. Consiste en imágenes ampliadas de pequeñas fotos tamaño carné de antiguos presos políticos portugueses. De frente y de perfil, el estudio de las fotos se acompaña en off con el testimonio de las víctimas de tortura de la policía de Salazar. El trabajo de la voz es tan poderoso que el fetichismo de la imagen (se llega a hablar de la belleza de esas pequeñas fotografías) es del todo innecesario. El film es una escultura dedicada a las voces de los supervivientes, que narran sus vejaciones con total sinceridad. Bloqueada su visión en su país de origen, 48 demuestra qué poco le cuesta al cine dar voz a aquellos que quieren hablar, y cuánto les cuesta a los hombres y las mujeres escuchar la voz del otro. Cierto miserabilismo rodea el trabajo de Sousa Dias, que no obstante recibió una Mención Especial.
McCunninghum
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