La historia en sí está bien, algo diferente a lo ya visto y con un Federico Luppi destacado como siempre, también para destacar algunos momentos o las actuaciones de Marisa Paredes y de Noriega, se desarrolla todo con pocas dificultades, convertiéndolo así en una historia de niños y de miedo casi inexistente, sólo un fantasma con algo pendiente por hacer es la base del guión independientemente de los años en que se ambienta la historia que en este caso es en los últimos momentos de la Guerra Civil.