Hay un par de trazos que arriman a 'Errementari, El Herrero y Diablo' (2017, Paul Urkijo Alijo) con otra fábula fantástica reciente, 'O Apóstolo' (2012, Fernando Cortizo). En ambas se aprovecha la vastísima tradición de cuentos regionales para ubicarlos en un relato de terror, siendo más cercanos, eso sí, en propósitos que en medios de producción a los mejores trabajos de la Hammer y, sobre todo, los clásicos de la Universal -esos juegos de sombras y alguna secuencia puntual de la niña Usue (Uma Bracaglia) en el bosque-. Hasta me atrevo a afirmar que tanto ese herrero defenestrado (Kandido Uranga) y odiado por todo el pueblo como la criatura a la que mantiene cautiva en su escondrijo son hijos directos del doctor Frankenstein y su monstruo en la obra maestra de James Whale. Otro rasgo en común entre 'Errementari' y 'O Apóstolo' sería la función inmersiva que ejerce en ellas el hecho de haber sido rodadas en la lengua autóctona donde acontecen, dotándolas de un realismo histórico tan provechoso para armarse de credibilidad como perjudicial de cara a sus aspiraciones comerciales. Más aún cuando, como es el caso, se trata de una forma antigua del actual euskera, o para ser concretos, del dialecto alavés. De todos modos, y a título personal, admito que los subtítulos siguen pareciéndome una opción mucho más apetecible para disfrutar de esta magnífica fábula de horror que soportar su decepcionante versión doblada.
De nuevo cabe reseñar, con pocos meses de diferencia, otra soberbia labor actoral de Eneko Sagardoy -el gigante bonachón de 'Handia' (2017, Jon Garaño & Aitor Arregi)- como un pérfido y travieso demonio que recuerda irremediablemente a Tim Curry en 'Legend' (1982, Ridley Scott). Suma y sigue para un actor que apunta muy alto, en todos los sentidos.