Hay cosas que son jodidas de asimilar, incluso cuando una cinta de acción nace con tan pocas pretensiones y se distribuye directamente en el mercado doméstico -quiero pensar que este aborto fílmico no se estrenó en ningún cine del planeta-, y una de ellas es tratar de transformar a Djimon Hounsou ('Amistad', 'Gladiator', 'Diamante de sangre') en un castigador justiciero que se dedica a exterminar a todos los proxenetas de Bangkok. Supongo que la necesidad de seguir trabajando y vivir de la interpretación son motivos de peso para que Hounsou acepte inmiscuirse en una bazofia de tal calibre. Que también se deje caer por aquí Kevin Bacon, como un traficante inglés que colecciona armas utilizadas en películas famosas -lo juro, su personaje se dedica a eso-, ya no me sorprende tanto. A Kevin 'Panceta' le preocupa todavía menos su reputación que al realizador de 'Ong Bak: El guerro Muay Thai' (2003, Prachya Pinkaew) ponerse al servicio de un guión al que hasta Steven Seagal le habría hecho ascos.
Las obras más conocidas del orgulloso autor de este libreto son 'Hellraiser III' (1992, Anthony Hickox) y 'Turbulence 2: Miedo a volar' (2000, David Mackay). Con eso queda todo dicho.