Se nota la mano de Bay en una producción que deja algo que desear. No, no es tan mala como la pintan, pero sí que es un tanto decepcionante.

Más allá de que las tortugas sean horriblemente feas, hay que reconocer que la película se deja ver. Es como si cada generación estuviera destinada a tener unas tortugas ninja, y aunque los que por entonces eramos pre-teenagers no veamos estas tortugas con buenos ojos sí que son lo suficientemente carismáticas para quien las quiera "adoptar". A veces carismáticas, otras veces ridículas. Concretamente Michelangelo es absolutamente insoportable el 90 % de las ocasiones. Quizá sea yo que me sentí herido al ver lo que habían hecho con mi segunda tortuga favorita (premio para Donatello).

La película cuenta con caras reconocibles como Megan Fox (algo más allá de sus meras cualidades físicas esta vez) o William Fichtner (siempre solvente), pero son sus efectos especiales los que reinan por encima de lo demás. Olvídate de usar tu cerebro y hacer una cena elitista con comida japonesa y pide para verla pizza, o si no caerás en el embrujo de esa pizza de 99 quesos que más daño hace al estómago cuanto más HD es la pantalla donde estás viendo la película.

¿Cowabunga? Creo que no tanto, pero tampoco es una indigestión.