Más allá de la espectacular animación, Javier Fesser por fin consigue llevar a la gran pantalla los cómics de Ibáñez, y lo hace desde la más absoluta sinceridad y admiración.

En su primera película, Fesser ya lanzó el mensaje al mundo de que le gustaba Mortadelo y Filemón. La película podía gustarte más o menos, pero pocos pueden poner en duda que a Fesser se le notaba que había leído más de un tebeo -super humor, gente menuda o lo que fuera- de la carismática pareja de detectives. Su película luego no fue tan buena, aunque se dejaba ver -al menos mil veces mejor que la segunda-. Tuvo que llegar ese género sin límites como es la animación para que Fesser pudiera hacer realidad su adaptación definitiva.

Y lo hace desde la simpleza, porque precisamente la película destaca por su fidelidad en estructura y desarrollo a cualquiera de las aventuras míticas de Ibáñez. Precisamente lo único que falla es el propio Jimmy el Cachondo, pero todo lo demás -incluidos secundarios añadidos- es sobresaliente. Puede que sea una mera copia de los chistes y situaciones de los cómics -los cuales tampoco se reinventaban demasiado, seamos sinceros-, pero para mí es suficiente. Ya habrá tiempo de probar cosas nuevas, pero precisamente el no arriesgar creo que era lo que necesitaba una adaptación como ésta.

Lo que vi en pantalla fue lo que vi en mi mente cuando leía -y leo- los cómics de Mortadelo y Filemón. Pocos argumentos mejores puedo dar para defender esta película.