Sorprendente película de Guy Ritchie alabada por propios y extraños con un argumento de esos que tienen que gustar a todo el mundo. El británico se olvida un poco del clásico humor inglés y presenta una producción más que decente cargada de lo típico del género, mucha comedia negra, actores y cameos de renombre por todas partes y ladrones, estafadores, dinero y diamantes por doquier.

Snatch es de ese tipo de películas que aparenta estar hecha por un grupete de amigos (de muy alta calidad interpretativa) sin mayor pretensión que divertirse, consiguiendo con ello divertir a los demás, entre canciones ya casi ancladas al género con el objetivo de ensalzarse una y otra vez así mismos, ya sea por su propio carisma o por lo estridente de los personajes. Este género tiene mucho que deberle a Tarantino, cuya magnitud como director y creador marcó un tipo de cine muy concreto, casi incorrecto moralmente pero divertido como pocos.

Tanto es así, que muchas veces cuesta decir que estamos ante una "comedia", ya que suele haber una injusta asociación negativa entre comedia y buen cine. Snatch es buen cine, pero no deja de ser una comedia.

Lo único malo que tiene Snatch es que por culpa de la explotación del género se empiezan a ver los fallos del mismo, ese ensalzamiento continuo que quizá antes no se veía, ese "que buenos que somos". Como película quizá este demasiado rebuscada, dentro de ese clima de ficción realista o comedia involuntaria o como se le quiera llamar hay demasiados "cruces de caminos" a lo largo del film. De todas formas Snatch no tiene culpa de ello, y es de obligado visionado para todos aquellos amantes de este tipo de cine. Brad Pitt sigue sin defraudar a nadie, y ni siquiera necesita que se le entienda para ser lo más grande que pasa por la pantalla.