Icónica película que va ganando encanto con el paso de los años, y que se acerca más a un relato terrorífico escrito que a una película como tal. Guillermo del Toro ya mostraba signos de su percepción del terror, en este caso biomecánico, que entremezcla con un peculiar y único de romanticismo y teatralidad, elevándolo a cuotas donde el género rara vez suele estar.

Sus niveles de producción, el idioma y la propia fotografía sucia están ayudando a convertir a Cronos en un clásico necesario, si es que no lo era ya desde su estreno. Un Del Toro tocado por la varita en esta ocasión, en su fórmula casi perfecta de melancolía y terror.