La película que hizo que me reconciliara con Russell Brand y me acabara gustando Jonah Hill. Veía la portada, el título (la traducción mejor dicho) y el argumento y me esperaba algo totalmente horrible. Una especie de Rock of Ages pero todavía más para adolescente hormonado en vez de para fans de Escuela de Rock. Por supuesto, nada que ver con eso.

Y es que Todo Sobre Mi Desmadre es una película de las gamberras donde la estructura y el sentido común es lo último que se tiene en cuenta. Como Resacón en las Vegas pero graciosa de verdad, y sin ser ni la mitad de pretenciosa. Nicholas Stoller nos da una película en la que todo estaba perdido desde el primer minuto. No es inteligente, no es trascendental pero es 100 % disfrutable.

Culpa de ello la tiene Russel Brand, actor que nunca me llegó a gustar pero que aquí me ha hecho verle con otros ojos. Se nota lo tremendamente bien que se pasó haciendo la película, es algo que traspasa la pantalla y que juega tan a favor de una comedia que es prácticamente suyo todo el mérito. Le acompaña un Jonah Hill muy carismático, muy inspirado y muy natural. Juntos, son la pareja perfecta para crear una especie de buddy movie rockera (bueno, no hay mucho rock del bueno, pero nos sirve tal y como está la cosa) en la que parece que Jack Black va a aparecer en cualquier momento, sobre todo teniendo en cuenta que le pega cualquiera de los dos papeles principales.

Es una película que, sobre todo, pasa por todos los topicazos de la comedia sin que te enteres. Stoller suaviza la típica estructura de comedia y ofrece algo mucho más interesante que se aleja del aburrimiento típico que nos entra a la hora de ver cualquier película del género. Todo Sobre Mi Desmadre no será gran cosa, pero lo que es lo es la hora y media que dura.