Una película adelantada a su tiempo, y no precisamente por la calidad de sus efectos o por su originalidad. Bob Clark da a luz un film con pseudo adolescentes encerrados en cabañas perdidas del bosque con cementerios plagados de muertos esperando algún insensato que les falte al respeto para que paguen justos por pecadores.

En teoría la película tiene un tono cómico, pero a día de hoy está muy disipado y uno no acaba de diferenciar lo que es comedia de lo que es involuntaria serie B. Las actuaciones desde luego hacen que uno quiera que los muertos vivientes despedacen a todos y cada uno de los personajes, pero en su conjunto el resultado es una película que cae simpática por muy mala y desaprovechada que sea.

Llama la atención los amagos de susto que hace Bob Clark cuando en aquellos años era bien fácil asustar al respetable. Veremos un montón de secuencias y primeros planos de muertos vivientes que parecen indicar que se avecina el apocalipsis, pero al final nada. Todo desemboca en un final algo corto y un pelín decepcionante.