Buena película de Gerardo Olivares, que hace bien poco ganó la Espiga de Oro a la mejor película en el prestigioso festival de cine internacional de Valladolid (Seminci). Un certamen donde films de temáticas sociales tienen vital importancia, hecho que se ejemplifica perfectamente en esta cinta.
Se trata de una positiva película social, donde se narra el camino emprendido, en esta ocasión, por tres personas, para alcanza el sueño de llegar a Europa, donde les espera una vida mejor...o eso creen ellos.
El camino será duro, cruel, trágico. Son muchos los peligros que les acecharán, determinados por el egoísmo humano y la intolerancia, amén de la constatación de que el dinero es una baza importantísima para alcanzar los sueños...pero no el único, pues la esperanza, la lucha, la constancia y tenacidad y solidaridad de los buenos seres humanos también son decisivos.
Olivares logra una película veraz, creíble, gracias a una dirección sobria, eficaz, con pocos pero ricos personajes, que nos resultan cercanos por cuanto, en el fondo, son iguales que nosotros, con los mismos anhelos vitales, aunque su periplo vital para alcanzarlos no pueda ser más desigual.
Una cinta emotiva, amena, dura, con estupenda música, y momentos muy dramáticos como el periplo por el larguísimo desierto, que no dejan a nadie indiferentes. Y escenas, muchas, la mayoría, donde podemos apreciar los nacidos en el Primer o Segundo Mundo, la enorme suerte que tenemos, no sabiendo apreciar lo que poseemos.
Olivares nos deja bien claro su postura, que es la opinión de la mayoría de la gente, y es que, en vez de tratar de huír de África para conseguir llegar a Europa, lo mejor sería invertir en África, para hacerla más rica, dado el enorme potencial que tiene. Pero claro, se le ha exquilmado tanto, se ha aprovechado el Primer Mundo de ella, que sus gentes están abocadas a buscarse la vida fuera de sus fronteras, con lo que se desangra aún más el enorme continente.
Una película para la reflexión, muy bien narrada, que merece la pena verse.
Y por poner algún pero, y que no debe acharcarse a la película, decir que hubiera sido mejor que los subtítulos (la ví en versión original, que es como se debe ver esta cinta), deberían haberse cambiado de color. En vez de color blanco deberían haber sido azules o de otro color, pues algunos importantísimos diálogos tienen lugar en el desierto. Y claro, con la arena tan blanca que hay y los subtítulos en el mismo color...no se leían bien.