En caso de llegar a presidente Donald Trump, se podría ahorrar los millones de dólares que le costaría construir el muro que ha prometido levantar entre Méjico y los EEUU. Bastaría que contratase a Michael Moore para que rodase una película como ¿Qué invadimos ahora? basada en las mil maravillas que con seguridad encontraría en Méjico, comparadas con las realidades paralelas de los EEUU.
Pero a mi me gustan las películas de este director y le perdono su falta de rigor, de objetividad, de seriedad, sus tópicos y su maniqueismo, así como su artificiosa selección de maravillas de Europa, que hasta incluyen la bondad del partido islamista de Túnez.
Estamos ante un mero entretenimiento, un divertimento para el gran público, amable y bien montado. Dos horas que te pasan volando. Así que las críticas que le puedan llover, pueden ser injustas si usan la vara de medir de un documental de los que pasan por "La 2" a medianoche.
En ¿Qué invadimos ahora? todo lo bueno está fuera de América, y la paradoja -y tesis de la película, puesta con calzador por el autor- es que fueron precisamente los americanos quienes inventaron primero aquello que ahora disfrutan otros paises.
Cierto es que desde la primera frase, Moore reconoce que no ha ido a Europa a segar la mala hierba, si no a recoger sólo las mejores flores.
De todas formas a medida que iba viendo la película me iba preocupando un poco. Moore quiere llevar lo que ha visto en Europa (sanidad y educación públicas, gratuidad de servicios, buenas cárceles, buena polícia, etc) a su país, pero en realidad, quizá lo que acabe pasando sea que lo que hay en los EEUU pronto lo veamos (ya lo estamos viendo) en Europa.