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Cinemagavia rating:
7
Comedy After getting invited to their first kissing party, three best friends (Room’s Jacob Tremblay, Keith L. Williams, Brady Noon) accidentally destroy a drone they weren’t allowed to touch. To replace it, they skip school and set off on an epic odyssey of bad decisions, involving inadvertently stolen drugs, the police, and lots of tears.
Language of the review:
  • es
August 21, 2019
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*La preadolescencia como eje de la comedia

Si algo tenían claro los guionistas y directores era que la preadolescencia tenía que ser la base de la pirámide de Chicos buenos. Quién no ha sentido la incomodidad de los doce o trece años en los que uno ya no es un niño, pero tampoco un adolescente. Es esa etapa en la que los cuerpos comienzan a cambiar y, además, las hormonas bailan sin parar introduciendo el tema de la sexualidad. Ese es el filón que han sabido exprimir Gene Stupnitsky y Lee Eisenberg.

Precisamente, la mayoría de gags y chistes que aparecen a lo largo de la película giran alrededor del sexo y los juegos eróticos que los tres amigos encuentran en el armario de los padres de uno de ellos. Inocentemente, los niños creen que se trata de armas incluso confunden una muñeca inflable con una muñeca de salvamento. Este tipo de chistes consiguen producir la carcajada la primera media hora, pero cuando se trata de un recurso continuo llega a dejar de ser tan hilarante para convertirse en repetitivo.

Aun así, la cinta combina muchos factores que hacen reír al público. Ejemplo claro es que las grandes villanas sean dos universitarias que buscan unos estupefacientes. Los tres niños las ven como dos orcos yonquis salidos de Mordor en busca de más drogas para sobrevivir, lo que hace del antagonismo un buen factor cómico. Ocurre con una buena cantidad de ingredientes, que facilitan la sabrosura de la receta que es esta comedia.

*Una reflexión madura intrínseca

A pesar de que los protagonistas tengan aproximadamente doce o trece años, se hace imposible que el público al que va dirigido la película sea preadolescente. La gran cantidad de chistes sobre el sadomasoquismo y otros fetiches sexuales que aparecen en la pantalla hacen inviable paradójicamente que un preadolescente no entienda una película sobre la preadolescencia.

Más allá de eso, entre tanto chiste salvaje y atrevido, se escapa una reflexión a la que los niños llegan al final, pero de la que se han ido dejando pistas en cada una de las escenas. Se trata de un tema que también asola la adolescencia y el periodo adulto. Es entonces cuando entre la comedia asoma la emoción inesperada que hace que la sala se quede pasmada con la madurez que en realidad uno puede desprender también a esa edad.

Podría decirse que Chicos buenos canta a la amistad con un lenguaje gamberro, pero el mensaje es profundo finalmente. Escapa a quedarse en una mera comedia para convertirse en una oda a las amistades que quedaron atrás y de las que uno disfrutó cuando era niño. Este es el cambio profundo que diferencia Chicos buenos de Bad Teacher, Supersalidos o La Fiesta de las Salchichas, de los mismos creadores.

*Conclusión

El mensaje profundo sobre la amistad camuflado no pasa inadvertido. La serie de chistes cuyos protagonistas son fetiches sexuales y drogas se digieren con facilidad al principio, aunque pueden llegar a cansar. Aun así, cumple el objetivo de toda comedia: entretener y divertir.

Escrito por Lucia Blazquez
Cinemagavia
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