Indudablemente el tráiler prometía más de lo que da el largo dirigido por Joaquín Gutiérrez Acha y aunque asistimos a un documental puro y duro, al estilo de los de la dos de toda la vida, no logra tejer una historia sólida, más allá de los archiconocidos cambios estacionales y algunas imágenes de gran belleza.

La omnipresente von en off, se torna machacona y reiterativa y en ocasiones establece juicios cuasi morales del estilo “hijo descarriado” “La manzana de la discordia” etc., que a mí personalmente llegan a molestarme en más de una ocasión; cuanto hubiese mejorado éste documental con el sonido propio y exclusivo de la naturaleza, como único aditivo, ver, escuchar y maravillarse, al estilo de otras películas documentales de mucho más empaque; NÓMADAS DEL VIENTO, EL VIAJE DEL EMPERADOR, OCÉANOS, TIERRA o la obra maestra de Jean Jacques Annaud EL OSO.

A pesar de todo siempre merece la pena ver y disfrutar de la naturaleza, aunque ésta se vea solapada por la voz humana y se deje en el tintero el eje fundamental de la maravilla del CANTÁBRICO; los bosques, árboles y plantas que aquí actúan como fondo de la historia cuando en realidad deberían ser sus personajes principales. De igual manera los dominios del oso pardo sugieren una presencia mayor o con más desarrollo de los mismos y sin embargo su presencia no es superior ni más potente que la del resto de animales que aparecen en la película y los rebecos, salmones y la maravilosa historia de los mirlos acuáticos o la mariposa cantábrica se llevan la palma.