El MAM, llamado vulgarmente mal de altura, es un fenómeno que afecta a aquellos individuos que habitualmente han vivido por debajo de los 900 u 800 metros de altitud, y que cuando superan ampliamente los 2.000 metros de forma algo brusca, comienzan a sufrir problemas de adaptación debido a la hipoxia que les provoca.

Algunos de los síntomas más frecuentes son el mareo o la dificultad para pensar con claridad. Pues bien, el señor Tarantino tiene MAM.

En muy poco tiempo pasó de trabajar en un videoclub, a hacerse un icono popular con “Reservoir Dogs” y “Pulp Fiction”. Hay que tener la cabeza muy bien amueblada para saber llevar eso. Y Tarantino desde entonces ha hecho mucho el gilipollas. Ha tenido películas mejores, regulares, malas... pero lo importante es el show que se ha montado, que si capítulos especiales de tv, discos con su sello absurdos, fiestas de dudoso gusto, amigos frikis puestos hasta las patas, pérdida de credibilidad entre la crítica seria... Se ha convertido dentro del cine en una especie de NBA All Star Weekend.

Y es porque tiene todavía mucho del palurdo que se hace rico con la Primitiva. Y quiere llamar la atención. En España también le pasó a Almodóvar, que trabajaba en Correos y tuvo unos años un poco casposos. La edad afortunadamente le ha hecho madurar de verdad al manchego.

Seguro que Tarantino nos ofrecerá buenos trabajos en un futuro, no dudo de ello, pero lo que está claro es que ya se puede decir que todo lo que toca lo puede convertir en oro, sin objeciones, también se ha demostrado que desde luego lo que toca no lo convierte en arte. Y cada vez parece que menos.

Esperemos que un día deje sus homenajes a la serie B, Z o W, y rinda un homenaje a la calidad del séptimo arte. Te estaremos esperando.

Nota: 3,3.

PD: Eres el peor actor del mundo Quentin, ¿no tienes amigos que te lo digan o sólo dejas que se acerquen a ti los que te la chupan?