Los primeros cinco minutos me las prometía muy felices pensando que había encontrado una serie interesante y digna. La decepción no se hizo esperar. Ni el guión, ni el dibujo de los personajes, ni las interpretaciones me parecieron mínimamente creíbles. Por supuesto hay excepciones, Francesc Orella es un gran intérprete y se ve en todo momento.
Hay momentos que rozan la (no pretendida) hilaridad: personajes extranjeros hablando con un acento tipo Doña Croqueta (los màs jóvenes no sabrán quien es), padre e hija protagonistas casi de la misma edad o (este me pareció brutal) referencia a una madre fallecida hacía más de 70 años cuando el hijo no parece llegar a los 60 en la actualidad.
Interpretaciones planas en ocasiones y sobreactuadas en otras, diálogos pueriles, personajes planos y tontorrones, guión errático.
He visto un capítulo y creo que ahí acabará todo.
Algo bueno: la ambientación.
Me voy a desintoxicar rescatando la Plaza del Diamante o Los Gozos y las Sombras.