November 28, 2020
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Más compleja y realista que la mayoría, se atreve a disertar de una forma muy particular sobre las luces y las sombras de las relaciones familiares y, en menor medida, de las amorosas. Una serie muy femenina sin ser feminista en un sentido ideológico, salvo porque sus personajes masculinos aparecen algo desdibujados, carentes de fuerza o complejidad. Sus 4 protagonistas principales, una madre y sus tres hijas (a las que ha criado sola), lidian con sus fantasmas infantiles, con su dificultad para entender y enderezar sus propios sentimientos, para seguir los complejos dictados de su corazón y crear relaciones afectivas satisfactorias. Y también con la confrontación laboral que mantienen, ya que la hija mayor ha dejado el bufete familiar, dedicado a los divorcios y a los acuerdos prematrimoniales, para pasarse a la competencia.
Los personajes femeninos, muy diferentes entre sí, están muy bien construidos, lo mismo que las relaciones que mantienen, todo gracias a un guión ambicioso y con bastante carga de profundidad. Con diálogos brillantes, se centra en la complejidad de los sentimientos, sobre todo cuando los del pasado rivalizan con los del presente. Todo con un ritmo ágil y con distintas e imaginativas tramas que enriquecen su desarrollo narrativo, haciéndolo ameno y entretenido.
Técnica e interpretativamente también es notable, en la línea de la excelente escuela británica, por lo que se acaba consumiendo con mucha facilidad.
Pese a sus numerosas virtudes, su fuerza decae al final (1 temporada), dónde se desnaturaliza y se muestra demasiado complaciente con los traumas familiares, timorata, incluso almibarada, carente de verdadero contenido dramático, sin la sal y pimienta que sus personajes y la historia reclamaban.
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